El bachillerato de adultos requiere mayor atención.
Tras 4 cursos académicos de funcionamiento regulado por
Organización de las enseñanzas. El bachillerato se puede cursar en régimen semipresencial (BSP), a distancia con autorización (BDT), o por Internet (BI).
El BSP se imparte en los IES (antiguos nocturnos), con ratios de hasta 50 alumnos por grupo y carga horaria para sesiones presenciales superiores a la mitad del total (30/54). Entre lo positivo de este periodo cabe señalar la implantación de una modalidad que busca una adaptación de los antiguos nocturnos, y que sigue siendo solicitada por la mayor parte de los alumnos. Entre lo negativo tenemos la detracción de carga horaria cuando los grupos no alcanzaban el mínimo de 15 alumnos, que nuestra asociación ha denunciado por entender que vulnera el principio de igualdad de oportunidades. El respeto a las ratios reguladas nos parece esencial. La lucha contra el abandono puede adoptar muchas formas, pero nunca saltarse
El BDT se imparte en los CEAD, con ratios de hasta 100 alumnos por grupo y carga horaria para sesiones presenciales de la tercera parte del total (15/45). Nótese que este bachillerato resulta más barato a
El BI se organiza de hecho con ratios de un máximo de 35 alumnos por grupo (que no aparece en
Aparentemente, y teniendo en cuenta los medios económicos con que se dotan, la conclusión sería que se quiere potenciar el bachillerato por Internet, en segundo lugar el BDT y finalmente se deja a sus suerte el BSP. Pero curiosamente la demanda del alumnado va en sentido contrario: Lo más solicitado es el BSP, luego el BDT y finalmente el BI. Quiero traer aquí a colación el manido asunto de la autonomía del adulto y especialmente del adulto con competencias digitales. Una cosa es ser adulto y otra distinta ser autónomo para el aprendizaje de los objetivos y contenidos del bachillerato. La autonomía para el aprendizaje es un fin del bachillerato, por lo tanto no se puede presuponer al principio lo que ha de venir al final. Indudablemente los tiempos cambian y los ordenadores ayudan, pero es más fácil sacar el título de bachillerato sin ordenador que sin profesor, y eso lo sabe la gente.
Por tanto se echa en falta una coordinación de acciones, y especialmente una orientación en el momento de la preinscripción o de la matrícula. No hace mucho tiempo era difícil derivar a un alumno a un tipo de enseñanzas más acordes a su perfil, pero en esta época de crisis debiéramos seleccionar a aquellos alumnos idóneos (no sólo por competencias digitales sino también por perseverancia y disponibilidad horaria, entre otras) abordando de una vez el compromiso de acabar con la inflación de matrícula, pero condicionando éste a que desde